Organiza: Asociación de Estudios Coreanos de la Argentina
Departamento de Historia - Facultad de Humanidades - Universidad del Comahue (Pcia. de Neuquén)
Coorganiza: Sociedad Amigos de Corea en la Argentina - Asociación Empresarios Coreanos - Korea Fundation

 
28 de octubre de 2010
Choe Yang-Boo
Presidente de la Sociedad Argentina de Corea
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Damas y caballeros.

Es un gusto para mí saludarlos a través del vicepresidente de nuestra Sociedad Argentina de Corea, el Sr. Park Wan-Soo, con motivo del Sexto Congreso Argentino de Estudios Coreanos. Deseo agradecer, en primer lugar, a la presidenta de la Asociación Argentina de Estudios Coreanos, la profesora Alcira Trincheri, y al resto de los miembros por la organización del presente evento no obstante las adversidades; a la rectora de la Universidad de Comahue, la profesora Teresa Vega, al decano de la Facultad de Humanidades, el profesor Pedro Barreiro, y a la Jefa de Departamento de Historia, la doctora Graciela Blanco, por su incondicional apoyo para que el Congreso tenga lugar.

Quisiera aprovechar la ocasión para rendirle homenaje al primer presidente de la Asociación, el profesor Jaime Silbert, quien ha fallecido el 11 de septiembre último. Los invito a todos a ponerse de pie y hacer un minuto de silencio en su memoria.

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Muchas gracias.

Lamentamos el fallecimiento del profesor Silbert porque, en las últimas décadas, fue una persona que amó a Corea con pasión, formó importantes recursos humanos y estuvo al frente de la creación de la Asociación de la que fuera su primer presidente, en un espacio prácticamente virgen para los estudios coreanos como la Argentina. Pero no solamente por ello. Lamentamos su inesperada ausencia porque la Asociación tiene aún inconvenientes con cuales lidiar y su rol como sostén y pilar es más necesario que nunca. Es por eso que su lugar vacante se siente inmensamente.

Recuerdo bien la primera vez que lo conocí al profesor Silbert. Había sido en octubre del 2003, en el primer congreso latinoamericano de estudios coreanos realizado en la Universidad de Buenos Aires, cuando se cumplían tres meses de mi arribo al país como embajador.

En aquella ocasión histórica, tuve la posibilidad de conocer a los investigadores provenientes de Brasil, México, Cuba, Chile, Perú y Argentina entre otros países de la región. En el discurso inaugural había propuesto la creación de una asociación latinoamericana de estudios coreanos, para fortalecer el lazo entre los especialistas sobre Corea. Entonces surgió, naturalmente, la idea de formar primero una entidad local que aglutine a los investigadores argentinos.

Gracias a aquella oportunidad, pude intimar con muchos profesores abocados al tema coreano con gran dedicación, a pesar de la realidad argentina no siempre favorable para el fin que perseguían. Así conocí a los profesores Carolina Mera y Pedro Krotch quienes habían organizado aquel evento latinoamericano, al profesor Jorge Di Masi de la Universidad de La Plata, al profesor Eduardo Oviedo de la Universidad de Rosario, a la profesora Liliana García Daris de la Universidad del Salvador, a la profesora Liliana Cosiansi de la Universidad de Tucumán, y a los profesores Jaime Silbert, Rodolfo Molina y Jorge Santarrosa de la Universidad de Córdoba. Y esos nuevos encuentros me llevaron a pensar en la forma de colaborar con los investigadores que durante tanto tiempo nadaron solitariamente a contracorriente en su afán de estudiar Corea.

Poco después, la profesora Mera me notificó sobre el inicio de la primera materia en la historia de la Universidad de Buenos Aires sobre China, Corea y Japón, y nos invitó al profesor Silbert y a mí a dar algunas palabras en la clase inaugural sobre Corea, el 26 de febrero del año 2004.

Recuerdo que el profesor Silbert habló después de mí. En sus cortas pero elocuentes palabras, el profesor les dijo a los estudiantes sobre la necesidad de profundizar los conocimientos sobre Corea. Explicó que este país se había independizado de Japón en 1945 pero pronto fue dividida y se convirtió en una de las naciones más pobres del mundo después de la Guerra. En aquel entonces Argentina era un país próspero considerado dentro de las 10 economías del mundo. Luego señaló cómo la relación entre ambos países se había invertido. El profesor Silbert manifestó que un pequeño país del tamaño de la provincia de Chaco, sin otro recurso que sus 46 millones de habitantes, había logrado la industrialización y la democracia para posicionarse dentro de las 10 mayores economías, mientras que Argentina, a pesar de sus vasto territorio y recursos, fallaba en su meta de alcanzar el primer mundo. El profesor enfatizaba acaloradamente sobre la importancia de comprender las causas de dichos hechos y fue en ese momento que pude percibir el amor por su país y el profundo respeto y afecto hacia Corea.

Desde aquel momento supe que el profesor Silbert se había dedicado más de dos décadas al estudio de un país prácticamente ignoto en Argentina como Corea, y que estaba preparando la traducción y publicación de un libro sobre la historia coreana, algo que despertó mi respeto hacia él. En abril de aquel año, fui invitado a la Universidad de Córdoba y acepté gustosamente. Durante la visita pude comprobar su notable labor por promover los estudios coreanos en esa universidad, además del interés y cariño por la comunidad coreana en la ciudad mediterránea.

También me enteré que diversos motivos lo impedían visitar Corea, por lo cual llevé a cabo las gestiones necesarias para que su viaje fuera posible. Así fue mi vínculo con el profesor Silbert, relación personal que se prolongó hasta terminar mi mandato en la Argentina en febrero del 2006. Aprovecho esta ocasión para expresar mi más sentido pésame ante la pérdida de una entrañable persona.

Estimados miembros de la Asociación Argentina de Estudios Coreanos y participantes del Congreso.

Gracias a la dedicación y liderazgo del profesor Silbert y los diferentes investigadores aquí reunidos por fomentar los estudios coreanos en el país, se creó oficialmente la presente Asociación el 2 de junio de 2004, teniendo la primera reunión fundacional en la Embajada de Corea en Argentina y asumiendo el profesor Silbert la flamante presidencia.

Desde entonces, la Asociación llevó a cabo jornadas sobre estudios coreanos en Rosario y La Plata, hasta tener lugar el primer congreso argentino en la ciudad santafesina el 8 de junio del siguiente año bajo la coordinación del profesor Oviedo. Sucesivamente los congresos se realizaron en La Plata bajo la supervisión del profesor Di Masi, en Tucumán gracias al trabajo de la profesora Cosiansi, en la Universidad del Salvador con la coordinación de la profesora Rosell, en Córdoba con el profesor Silbert, hasta llegar a la fecha de hoy.

No me quedan otras palabras que agradecerles a los investigadores que han propulsado los estudios coreanos en Argentina en los últimos seis años desde la creación de la Asociación, la misma que se ha afianzado no sólo como la principal en el país, sino también como representante regional de los estudios coreanos transcendiendo las fronteras. Esta verdad me llega con una gran alegría y me llena de satisfacción pensar que pude participar de la colocación de la piedra angular del desarrollo de los estudios coreanos en la Argentina, junto a todos ustedes, durante mi mandato como embajador.

Hacia el año 2005, en la víspera de la realización del primer congreso, consideré la necesidad de un apoyo financiero duradero para que no se dependiera exclusivamente de la ayuda gubernamental. Por eso había invitado a los miembros de la Asociación de Empresarios Coreanos en Argentina y les había solicitado su apoyo, basado en la idea de que apoyar a los especialistas argentinos sobre Corea era, al fin y al cabo, promover la comprensión correcta de Corea por parte de los argentinos y contribuir a la mejora de la imagen de la colectividad coreana en el país. En particular, había enfatizado la importancia de formar especialistas vernáculos. Agradezco inmensamente al grupo de empresarios por ser fieles a la promesa que me hicieran y les pido que sigan firmes junto a la Asociación.

La Asociación Argentina de Estudios Coreanos se halla frente a nuevos desafíos y tareas con mira al desarrollo y la madurez. Tal vez sean consecuencias obvias del rápido crecimiento en corto tiempo. He sido notificado acerca del creciente interés sobre los estudios coreanos luego de la creación de la Asociación y el aumento del número de estudiantes quienes desean estudiar a este país profesionalmente. Por ejemplo, supe que en la Universidad de Buenos Aires hay siete estudiantes de postgrado, cuyos temas de investigación pertenecen a los estudios coreanos, y tengo entendido que un fenómeno similar está ocurriendo en las universidades de La Plata, Rosario y Córdoba. El progresivo aumento de los jóvenes coreanólogos, el mayor interés sobre Corea y, consecuentemente, el incremento de la demanda intelectual son fenómenos gratificantes.

Pero, por otra parte, también crecen los temores. Esto se debe al adverso contexto en el que se desarrollan los estudios coreanos en la Argentina, que se manifiesta en aspectos como la falta de bibliografía especializada investigadores. Para poder responder satisfactoriamente a la creciente demanda de los estudios coreanos, es más importante que nunca el intercambio académico entre los especialistas argentinos, las universidades coreanas y los institutos de investigaciones en Corea. Especialmente es necesario apoyar el trabajo de los jóvenes investigadores que, luego de terminar el postgrado en el país, deseen continuar sus estudios en Corea para una mayor especialización. Y justamente este aspecto se ha convertido en una tarea más que relevante para el desarrollo sustentable de los estudios coreanos en la Argentina.

Para alcanzar estos objetivos, es esencial el rol del gobierno coreano y la comunidad de la misma nacionalidad en Argentina. Es una cuestión cuya solución se halla en la estrecha cooperación entre el Centro Cultural Coreano en América Latina y la presente Asociación de Estudios Coreanos. También es un tema al que tanto la colectividad coreana como sus empresarios deben prestarle atención, incrementando el apoyo para los coreanólogos más jóvenes que quieran seguir profundizando sus conocimientos. Es mi anhelo la creación de una fundación destinada a apoyar y financiar los estudios coreanos en la Argentina desde una dimensión diferente.

Estimados miembros de la Asociación Argentina de Estudios Coreanos.

Desde mi regreso a Corea, una vez finalizado mi mandato como embajador en marzo del 2006, estuve en contacto con los investigadores sobre la Argentina y otros allegados para difundir esta nación dentro de la sociedad coreana, siendo el resultado el nacimiento de la Sociedad Argentina de Corea en mayo del 2007. A través de esta entidad estamos realizando diferentes actividades académicas con el fin de dar a conocer las investigaciones sobre Argentina, con la participación de universidades como la de Seúl y la Hankuk de Estudios Extranjeros. Además, procuramos ser el puente entre ustedes aquí presentes y la sociedad coreana.

Espero que nuestra entidad sea un estrecho colaborador de la Asociación Argentina de Estudios Coreanos y así fortalecer aun más la fraterna relación con todos ustedes. En especial, deseo expresarles nuestro compromiso para la creación de la mencionada fundación destinada a apoyar y financiar los estudios coreanos, tanto en materia de bibliografía especializada como becas de estudio para la continua formación de los futuros investigadores. Aunque es difícil anticipar un plazo exacto, podremos hacer realidad dichos proyectos en un futuro cercano, si logramos unir el esfuerzo de la entidad que yo represento, la Asociación Argentina de Estudios Coreanos, la Cámara de Comercio e Industria que reúne a los empresarios coreanos, las agrupaciones de la colectividad coreana, las personas en Corea que aman Argentina como su propio país y las distintas empresas con vínculos en ambos espacios.

Creo que de esta forma podremos corresponderles a los profesores Jaime Silbert y Pedro Krotch, quienes noblemente trabajaron, a pesar de las dificultades y obstáculos, en la promoción de los estudios coreanos y el impulso de la Asociación que alberga el presente congreso.

Estimados miembros de la Asociación de Estudios Coreanos.

Este año será de suma importancia para nuestros países ya que, con motivo de la cumbre del G-20 en Seúl a realizarse desde el 10 al 12 de noviembre próximo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner estará visitando Corea, un hecho histórico que se repite después de 15 años. Es mi deseo que el viaje de la presidenta de la Argentina sea el antecedente para el acercamiento entre nuestros países, no sólo en lo económico sino también en lo cultural y académico.

En agosto pasado tuve la oportunidad de viajar por Brasil y Argentina y fui testigo de la fiebre por la soja proveniente de China que estaba golpeando a Sudamérica. En esta visita, cuatro años después de mi tarea como embajador, pude observar el viento de cambio que sopla en la pampa húmeda, transformando las tierras para pastura en campos de soja.

Conocí la Argentina cuando asumí como embajador y me enamoré de este gran país al ir descubriendo sus recursos naturales, su cultura, su tradición y su historia de penas y glorias, un amor que fue creciendo con el color del jacarandá, el sabor del Malbec y la belleza del ritmo del tango. En mis dos años y ocho meses como embajador, recorrí el país de punta a punta, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, siendo testigo de la grandeza de su infinita naturaleza y los potenciales recursos todavía sin trabajarse. En ese momento, comprendí que la Argentina era un país imprescindible para el futuro escenario de la reunificación de Corea, un país que no podíamos dejar pasar. Por este motivo propuse a mi gobierno un plan que posicionara la Argentina como núcleo para el acercamiento de Corea a la región del Cono Sur.

Además, sugerí la creación del Centro de Estudios Corea-Argentina en la Universidad de Buenos Aires y el primer Centro Cultural Coreano en América Latina para fomentar el intercambio cultural a priori al intercambio económico. También creí en los potenciales beneficios mutuos latentes en la conjunción de los abundantes pero vírgenes recursos naturales argentinos y los recursos humanos altamente capacitados de Corea. De esta forma, propuse la apertura del Centro de Cooperación para los Recursos Naturales Sudamericanos en Argentina, con el propósito de dar a conocer en Corea las riquezas regionales en alimento, minería y energía y facilitar el arribo de capitales, tecnología y especialistas desde la contraparte.

El gobierno coreano dio lugar a estas iniciativas y estableció tres grandes proyectos para posicionar a la Argentina como canal de acceso regional, permitiendo el establecimiento de las tres instituciones mencionadas entre los años 2005 y 2006. Si bien el Centro de Cooperación para los Recursos Naturales ha trasladado su oficina a Corea dos años atrás, afortunadamente tanto el Centro de Estudios Corea-Argentina y el Centro Cultural Coreano continúan consolidándose en el país no obstante las obvias dificultades iniciales. Espero que ambas instituciones sean ejes de los estudios coreanos y la promoción de la cultura coreana, a veces a través de la sana competencia, a veces mediante la estrecha cooperación. Es mi anhelo personal que estas dos instituciones se consoliden como bases académicas y culturales para promover a Corea en otras naciones hispanoparlantes de la región, transcendiendo las fronteras políticas, pues es ésta la manera de hacer realidad los propósitos originales de convertir a la Argentina como el centro para las relaciones entre Corea y América del Sur.

Al asumir como embajador, pude percibir que comenzaba a soplar desde la Argentina un viento orientado hacia Asia, algo que fue creciendo con el tiempo. Por esta razón, en cada oportunidad que me fue permitido señalé los beneficios para la Argentina si se tomaba a Corea como canal para alcanzar a Asia. Corea ha sido vecino de China y Japón durante milenios y yo tenía la firme convicción de que era el socio más idóneo para el desembarco de Argentina en la región asiática. Por su temperamento, los coreanos pueden ser considerados los "latinos" de Asia y, en este sentido, existe una empatía entre las personas de nuestros países, lo cual puede favorecer la convergencia en temas económicos y empresariales. Para Argentina, un país relativamente ajeno a Asia, la asociación con Corea es una puerta de acceso eficaz hacia China y Japón.

Por estas ideas mencionadas, decidí crear la Sociedad Argentina de Corea que se ha ido consolidando como portal para acceder a la Argentina desde Corea y Asia. Si bien el intercambio se ha dado principalmente a través de personas pertenecientes a la colectividad coreana, esperamos que la visita de la presidenta Cristina Fernández potencie el interés sobre Corea, permitiéndonos asumir un papel preponderante para todos los argentinos que busquen desembarcar en Asia.

Por último, le deseo un brillante progreso a la Asociación Argentina de Estudios Coreanos, como médula académica no sólo para el país sino también toda América Latina. Ruego que la Asociación encare con éxito los nuevos desafíos y que lleve a cabo plenamente su papel articulador de los investigadores e institutos dedicados al estudio de Corea.

Además del mayor de los éxitos para este Sexto Congreso y el bienestar de todos, les envío desde la distancia mi plena confianza, amistad incondicional y profundo afecto a los miembros de la Asociación Argentina de Estudios Coreanos.

Muchas gracias.


28 de octubre de 2010
Choe Yang-Boo
Presidente de la Sociedad Argentina de Corea

 

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