Historia Antigua - Universidad de Zaragoza - Prof. Dr. G. Fatás

El supuesto origen de la monarquía persa

Ciro II el Grande, es un personaje cuyos orígenes no pueden esclarecerse por falta de fuentes fidedignas. No se sabe si nació en Media o en la Pérside (región de Fars, en Irán), entre el 590 y el 580 a. C. Murió en el 529 (aprox.), en algún lugar de Asia. Fundador del Imperio Aqueménida, que se extendió desde el Indo hasta el Egeo, su legendaria biografía está incluida en la Ciropedia de Jenofonte y detalles de su vida aparecen en las Historias de Heródoto. También se le menciona elogiosamente en la Biblia, como redentor de los hebreos tras el cautiverio en Babilonia.

Su nombre , Kurash, pudo tener significado especial y no ser nombre personal corriente. Pero, si ello es así, no se explican bien otras tradiciones que aseguran que ese mismo fue el nombre de su abuelo, al cual ya antiguamente se habría considerado, también, rey (Ciro I), aunque puede ser mera invención "a posteriori" de una estirpe regia para justificar la coronación de Ciro (II). Aparte lo relatado en las fuentes griegas (las únicas detalladas, pero poco dignas de gran confianza, por indirectas y tardías), apenas hay noticias persas sobre estos antecedentes. Una tablilla cuneiforme en lengua acadia, aunque no se sabe qué verosimilitud atribuirle, asegura que Ciro fue "hijo de Cambises, Gran Rey , rey de Anshán , nieto de Ciro, Gran Rey, rey de Anshán, descendiente de Teispes, Gran Rey, rey de Anshán, de linaje siempre regio." En lo que hay, evidentemente, hipérbole manifiesta destinada a legitimar por el origen la condición del nuevo soberano persa ante persas y medos. Su linaje era de notables; pero no una casa real propiamente dicha.

Respecto de su origen, los historiadores griegos mencionados y algún otro, como Ctesias, suministran tradiciones diferentes y casi todas relacionan al niño Ciro con sucesos extraordinarios o milagrosos, típicos de la infancia de quien está llamado a protagonizar grandes destinos, como Sargón de Acad, Moisés, Rómulo, Habis, etc.

Según la leyenda que mejor conocemos (lo cual no la hace más cierta), Astiages, rey de medos y dominador de los persas, casó a su hija con el persa Cambises, hijo de Ciro (I). De la unión nació Ciro (II), sobre el cual soñó su abuelo, Astiages, que sería su vencedor cuando llegase a edad adulta y ocuparía el trono en su lugar. Ordenó la muerte del niño, pero el mandato, dado a su consejero Harpago, no se llevó a cabo por éste, temeroso de mancharse con el infanticidio, que lo entregó a un boyero, llamado Mitradates, cuyo hijo recién nacido acababa de morir y que lo crió a su vera, en lugar de exponerlo a las fieras del bosque como se le había ordenado; para engañar a la vigilancia del rey, vistió al neonato muerto con los ropajes del príncipe y lo expuso en el bosque, triunfando el ardid. Ciro, educado en la ignorancia de su personalidad, sobrevivió y destacó desde muy joven por sus dotes, de forma que Astiages mismo, que lo creía muerto, lo reconoció por sus extraordinarias facultades y por cómo sobresalía entre sus compañeros de infancia que, incluso, lo habían elegido su "rey" en los juegos. Astiages permitió, no obstante, que siguiera vivo, pero castigó ferozmente a Harpago, invitándolo a un banquete en el que, mezclada con la comida , se le sirvió la carne de su propio hijo, por orden del rey. Llegado Ciro a la madurez y ayudado por Harpago, protagonizó una revuelta contra su abuelo, el cual le hizo frente. Pero, llegada la batalla, su ejército desertó y hubo de entregarse a Ciro en el 550.

Otra leyenda (resumida en un historiador romano de los ss. III-IV d. C., Justino), dice que el bebé fue abandonado en el bosque por el boyero, pero que sobrevivió gracias a una perra que le daba de mamar y que lo defendió de las fieras y las rapaces. Otra más (obra de Ctesias, s. V a. C., de un texto perdido, pero que conoció Nicolás de Damasco -s. I d. C.-, que la resumió), narra que el padre de Ciro fue Atradates, de la tribu o clan de los mardos, oscura parte del grupo persa, que se dedicaba al bandidaje, mientras que la madre de Ciro, Argoste, criaba cabras. Ciro fue, de niño, entregado a un señor medo, Artembares, para que lo educase y lo tuviera a su servicio. Artembares ejercía un alto cargo en la corte meda y, pasado un tiempo y ya viejo, logró de Astiages que nombrase a Ciro, por el que sentía gran cariño, como sucesor en su cargo. Ciro llamó a su familia de sangre junto a él y logró que su padre biológico fuera designado "sátrapa" de todos los persas (no de los medos, en cuyo nombre y autoridad ejercía). Poco después, se haría con la tiara real.

El esquema común de estas leyendas es el mismo que en otras que asimismo narran el origen más o menos milagroso de ciertos fundadores de imperios o de pueblos. Los relatos tienen por finalidad la exaltación "del recuerdo de un fundador carismático, marcado desde su infancia por el signo de un destino inusual. A título de tal, se transmitían los relatos entre los jóvenes persas, de generación en generación. Las versiones, aunque distintas, tienen en común que sitúan los orígenes de Ciro en el contexto de las relaciones entre los poderosos medos y sus vasallos persas y en que aparecen siempre en el curso de la historia del derocamiento por los persas de la hegemonía meda." No obstante lo cual, ninguna de las leyendas habla de Persia y los persas antes de Ciro. Probablemente porque no había nada útil ni glorioso en ello, a juicio de quienes las conservaron y transmitieron a los griegos.

Según la propaganda aqueménida (dinastía persa posterior, que comienza con Darío), también éste descendía de un linaje real antiquísimo. La inscripción de Behistún, la más larga y famosa de las de Darío que se hayan conservado, comienza de modo tópicamente similar: "Yo, Darío, el Gran Rey, rey de reyes, rey de Persia, rey de los países, hijo de Hitaspes, nieto de Arsames, el aqueménida, hablo así: mi padre Hitaspes; el padre de Hitaspes, Arasames; el padre de Arsames, Ariaramnes; el padre de Ariaramnes, Teispes; el padre de Teispes, Aquemenes. Habla el rey Darío: por tal causa nos llamamos aqueménidas. Hace largo tiempo que nuestro linaje era regio. Habla el rey Darío: ocho de mi estirpe fueron reyes antes. Yo soy el noveno. Nueve, uno tras otro, hemos sido reyes." Pero Heródoto (Historia Universal VII 11) no da la sucesión de Aquemenes, Teispes, Ariaramnes, Arsames, Histaspes; sino esta otra: Aquemenes, Teispes, Cambises, Ciro, Teispes, Ariaramnes, Arsames, Histaspes, Darío, con menciones a Cambises y Ciro que no es sencillo evaluar. Un documento antiguo, que atrae a los historiadores, es el Cilindro de Darío, babilonio de época persa, en el que también se llama a Ciro "rey de Anshán", pero del que se dice que es "hijo de Cambises, Gran Rey, rey de Anshán; bisnieto [descendiente] de Teispes, Gran Rey, rey de Anshán; de familia que siempre fue regia." Según esto, la genealogía de Ciro sería Teispes, Ciro (I), Cambises (I), Ciro (II) el Grande.

Para ampliar: Pierre Briant, Histoire de l'Empire Perse de Cyrus ˆ Alexandre, Fayard, París, 1996, 1.247 págs.


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