crónica
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Carlos Monsiváis
Pido la palabra, compañero
El movimiento en su clímax
(Crónica de 1968-V)
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Foto tomada de la revista Por quÈ? "Casi de golpe, cientos de miles de jÛvenes parecen obtener lo prohibido" |
En agosto se produce el auge del movimiento estudiantil con la intensa y nutrida manifestación del día 27. El vuelo del antiautoritarismo se impone más allá incluso de los ámbitos estudiantiles y se discuten o se quieren compartir los motivos de los seis puntos del pliego petitorio. México en seis o tres lecciones: enterarse de la existencia de presos políticos es acercarse al Poder Judicial; demandar el castigo a los represores es pedir la supresión de los sótanos reales y alegóricos desde donde se protege o se dice proteger al Poder Ejecutivo. Casi de golpe, cientos de miles de jóvenes parecen obtener lo prohibido: la voz y el punto de vista sobre la realidad que habitan. Los gritos reservados para estadios deportivos y festivales se vierten ahora en el voceo de consignas que los conducen a la sensibilidad contestaria. En momentos el impulso es superficial pero el impulso marcará sus vidas. En los días anteriores a la tragedia óes decir, antes del salto dialéctico en su apreciación del movimientoó, los estudiantes certifican a diario su carácter ya distinto: su herencia ideológica y cultural, el "pensamiento" de sus padres y abuelos, no consigue disimular sus resquebrajaduras a la luz implacable de la cultura, la contracultura y la política. El Movimiento ha conseguido lo inesperado, el vislumbre de la autonomía psíquica, sumergiéndose en lo que empieza como rito generacional y acaba como experiencia comunitaria.
En unas cuantas semanas, las prácticas del Movimiento revelan lo ocultado con prodigalidad en el "rollo" (vocablo nuevo que se populariza en 1968 para indicar el discurso que nace para el tedio). En el vértigo se aprende algo primordial, "no la sustancia eterna de México", algo a la disposición de cualquier Agencia del Ministerio Público, sino la posibilidad de no sujetarse al destino marcado inexorablemente por el pensamiento único. Esto se inicia en 1968: la comprensión gozosa de la diversidad. Y emerge el concepto de ciudadanía, entonces, muy probablemente confuso y belicoso en extremo, pero ya constituido en el gran legado del Movimiento. Lo otro, lo que en su momento capta la atención ólas prédicas radicales, el manejo paternalista de la conciencia revolucionaria, la teatralización de la intransigenciaó, se ha desprendido del conjunto selectivo de influencias y recuerdos de la "memoria histórica", y hoy se establece, por sobre proclamas y documentos y errores de la arrogancia juvenil y sectarismos, el núcleo esencial del 68: el goce de la rebeldía justa, preámbulo del sentimiento democrático. Si en el discurso del Consejo Nacional de Huelga, la democracia es valor de segundo o tercer orden, en la toma de la calle es el recurso primordial. El poder al que se aspira visiblemente, no es el del gobierno sino el de las decisiones conjuntas. Es intrincado el rumbo de las inercias ideológicas: la razón originaria del Movimiento es la defensa de los derechos humanos y la racionalidad política, pero en su discurso público, enfatizado en demasía, se asume como un desprendimiento de la revolución mundial.
"No dejen que sonsaquen
Díaz Ordaz y Echeverría le encomiendan a los encargados de Seguridad Nacional y a los gobernadores el aislamiento del mal. Que la provincia idílica se libre del contagio educativo. Así, por ejemplo, en Jalisco, la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), especializada en controles violentos y en la obtención de prebendas a la fuerza, exhibe su repertorio: intimidaciones, golpes, prohibición de mítines, declaraciones de lealtad al Presidente. Por órdenes de Seguridad Nacional, la policía de Guadalajara vigila aeropuertos y estaciones de autobuses para no permitirle el paso a los rojillos. Los enviados del CNH se dan por bien librados si regresan a México intactos. Sin tanto énfasis, sucede lo mismo en Monterrey. En provincia, la vigilancia policiaca es inmisericorde y eficaz. Y el 68 es asunto de la capital, porque sólo allí la policía resulta muy inferior a las dimensiones del estudiantado.
Tres o cuatro días después de lo ocurrido, nos enteramos de la tragedia de San Miguel Canoa, un poblado indígena de Puebla. Lo acontecido es macabro: en la tarde del 14 de septiembre un grupo de excursionistas, empleados de la Universidad Autónoma de Puebla, llega a San Miguel Canoa en busca del hospedaje para escalar al día siguiente la montaña de la Malinche. Los recibe un campesino en su choza. Alertado, el cura del lugar Enrique Meza Pérez, también el capitalista principal del pueblo, persuadido de la intrínseca canallez de los estudiantes, urde la conjura. Manda colocar en el pueblo altoparlantes para difundir su obsesión: "Tenemos que estar alertas, porque un día de éstos llegará el diablo para implantar el comunismo". Cerca de la medianoche, el cura Meza Pérez autoriza u ordena el llamado a la acción:
Han venido a matar al sacerdote, a robarse nuestros santos. No creen en Dios. Son comunistas. Tenemos que defendernos, antes de que degüellen a nuestros hijos.
La turba se precipita en pos de los jóvenes, y al linchamiento acude la mayoría de los seis mil habitantes del pueblo, con todo y viejos, mujeres y niños. Con hachas, machetes, palos, pistolas y escopetas ejecutan a tres excursionistas y al campesino que los hospedó y que intentó defenderlos. Los tres que se salvan le deben la vida a la llegada del Ejército y la policía (en 1983 uno de ellos se suicida). Se detiene a cinco campesinos y se les deja libres a las pocas semanas. Al cura Meza Pérez lo protege el episcopado, que lo envía a Tlaxcala, alegando su inocencia pese al cúmulo de pruebas.
En agosto se produce la invasión soviética de Checoslovaquia. Entre los estudiantes casi no se observan reacciones, así no se percibe el mínimo apoyo a los tanques rusos, salvo el del Partido Popular Socialista y su humanista dirigente Lombardo Toledano. En los días del aplastamiento de la Primavera de Praga, coincido en casa de Vicente Rojo con el escritor salvadoreño Roque Dalton, que ha vivido por largo tiempo en Checoslovaquia. Le indigna la prepotencia soviéti ca y está seguro que de producirse la intervención armada, la condenará Fidel Castro. A los dos días, Castro emite su larguísima apología de la operación soviética a la que elogia sin medida: "Hay que salvar al país socialista". Veo a Roque, que comenta lacónico: "Extraordinaria argumentación la de Fidel".
El ingeniero Barros Sierra me cita en rectoría y me pide hacerme cargo del programa radiofónico solicitado por los estudiantes. Produzco la brevísima serie que se interrumpe en definitiva al entrar el Ejército a Ciudad Universitaria. Rehago textos, elijo fragmentos de documentos del CNH, selecciono los puentes musicales. También en Radio Universidad, donde es unánime el apoyo al Movimiento, prosigo con mi serie de intención satírica. El cine y la crítica, dedicándola a parodiar lo que va ocurriendo. Los actores Nancy Cárdenas, Claudio Obregón, Ana Ofelia Murguía, Margarita Isabel, Estela Matute, Sergio de Alva, Luis Heredia, Rolando de Castro, y los técnicos Rodolfo Sánchez Alvarado y Antonio Bermúdez, me acompañan en la manufactura de programas que nos resultan divertidísimos (ignoro si alguien más compartió nuestra opinión). El dedicado a comentar la toma de San Ildefonso es o nos parece un logro. (Si así lo experimentamos, que nadie toque nuestra vivencia.) Se inicia con una canción de Cri-Cri, con añadidos de ruidos de cañón: "Que todos los niños estén muy atentos. / Ha sido la orden que dio el General". Acto seguido, ofrecemos cuatro versiones de lo ocurrido esa madrugada, según la prensa gobiernista. En mi recuerdo, en la parodia de la información de El Heraldo de México, el diario más hostil al Movimiento, se confirma el descubrimiento de un túnel en San Ildefonso, que desemboca directamente en un cuartel secreto de Moscú, donde Stalin en persona, que no ha muerto y se hace pasar por prefecto de la Prepa, instruye a los agentes soviéticos, todos octogenarios, para hacerse pasar por adolescentes subversivos. En la parodia de El Sol de México, los priístas capturan a tres fenómenos del circo ruso que se especializan en imitar el sonido de bazukas para calumniar al gobierno. El cine y la crítica continuará hasta diciembre con sus ejercicios satíricos sobre los adversarios del Movimiento, y tiene el honor de verse citado en la Cámara de Diputados entre las pruebas de la metamorfosis subversiva de Radio Universidad. El último programa sobre el Movimiento se le dedica a una sesión de la Cámara de Diputados en honor del héroe que salvó a México de la invasión de Marte. Tribilín, el personaje de Disney y el apodo asignado a Díaz Ordaz por sus malquerientes en el grupo de López Mateos.
El Consejo Nacional de Huelga:
En agosto y septiembre asisto a dos o tres sesiones del CNH. Se vive el desbordamiento y, de modo involuntario y paralelo, el freno burocrático del desbordamiento. Las reuniones acatan la tradición de la izquierda latinoamericana, y son interminables, siempre alguien posterga la llegada al capítulo de "Asuntos Generales" y un intrépido insiste en revisar lo tratado en el tercer punto del orden del día. La premisa de las sesiones es inobjetable: quien permanezca hasta el final, llegará a tiempo a la revolución. Se integra con rapidez el idioma común, hecho de trozos de manuales marxistas, de argumentos de moda en la ciencia política, de estallidos del sentido común. "°Moción, moción!". (Los chistosos gritan en los momentos climáticos: "°Loción! °Loción!".) Este "gobierno alterno" equilibra el desgaste y la vitalidad, el pesimismo de la voluntad y el optimismo de la mente. Toda huelga inventa una República a la medida, y ésta no es la excepción, compensando la ausencia del Presidente con el sobrecupo de secretarías de Estado.
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Foto: Life "Se vive el desbordamiento y el freno burocr·tico del desbordamiento |
No pretendo ser irónico en mi revisión de un organismo tan notable como el CNH, pero es inevitable traer a escena su adopción del psicodrama, necesario para quienes soportan el asedio, la difamación, las amenazas múltiples. Se experimenta con el poder a mano, la facultad de elegir las fechas de las marchas, la índole de los documentos, los ritmos del diálogo tan pospuesto por Díaz Ordaz. Se viven con solemnidad las responsabilidades; se le da a los Comités de Lucha la dimensión de países confederables; se denuncian con pormenores de oficina de contraespionaje las nuevas estratagemas oficiales.
Lo sepan o no los miembros del CNH, son clásicos sus modelos del comportamiento de un cuerpo colegiado: la Asamblea de la revolución francesa (nada más que aquí sin guillotina, porque tanta furia verbal no integra un filo), los constituyentes mexicanos de Querétaro en 1917, los bolcheviques en la Perspectiva Nievski. øQué más paradigmas se requieren? Y lo ya no ajustable al modelo clásico es el lenguaje, que combina símiles heroicos con referencias truncas al universo donde se juntan el pueblo y el fin de la revolución mexicana y la aurora guevarista y las experiencias militantes sacudidas por el viento de la Historia y el santoral laico. Ejemplifico con el manifiesto de los estudiantes del IPN convocando a la marcha del 5 de agosto.
Queremos subrayar que somos conscientes que la razón y la cultura siempre se imponen a la barbarie y la opresión, Galileo se impuso a la Inquisición y el oscurantismo; Joliot Curie se enfrentó valientemente al régimen fascista; Belisario Domínguez combatió la usurpación y la opresión y nos dio un ejemplo de firmeza y valor civil. Nos consideramos sucesores dignos de la mejor tradición de defensa y desarrollo de la cultura y justicia social y exigimos garantías suficientes para todos los participantes en este movimiento.
Lo contradictorio y lo complementario. Esta retórica se apoya en los comportamientos hazañosos, en la generosidad tradicional del pueblo y en la constitucionalidad de las acciones a que convoca. Y quienes la sustentan, también se adueñan del habla exasperada de quienes marcan con gis las horas de vida que le quedan al Sistema. Y el optimismo revolucionario se sustenta en la brillantez del Movimiento. En el ámbito académico la movilización es y quiere ser semejante al formarse la Coalición de Maestros; en las escuelas y las facultades se integran comités, y es amplia, más allá de lo imaginado, la zona ocupada por quienes, sin perder el empleo o sin temer perderlo, desafían el autoritarismo. Refundar la Historia se convierte, no de modo explícito, jamás de manera implícita, en la misión de los amurallados en su condición insobornable. Y la conclusión que desprendo de sus firmas en los manifiestos, de sus actitudes y presencias en actos públicos, es tajante: "Si no me pueden comprar o silenciar, no tengo derecho a modificarme".
Si de algo están convencidos el gobierno y el CNH es de la alta significación de éste. Los participantes se sienten, con palabras diversas pero coincidentes, inscritos en el cuerpo colegiado del Logro Histórico: gracias a ellos la nación nunca más será la misma. Sin usar este término, propio de una formación cultural distinta, los del CNH se piensan modernos, y esto sí señala la diferencia del 68 con otros momentos clave del estudiantado. La generación del 29, que apoyó la candidatura presidencial de José Vasconcelos, se consideraba mensajera de la civilización frente a la barbarie; los estudiantes contestatarios de los 40 o los 50 se sienten revolucionarios incompletos o seres adelantados a su tiempo; los del 68, pese a las fracturas del dogmatismo, asimilan a la modernidad, sinónimo para ellos de revolución, cultura libre, rock, fin de los prejuicios sexuales, habla unisex y, muy especialmente, rebelión ante el destino opaco y sumiso de sus antecesores. Si el lema que con más frecuencia rescatan del Mayo parisino es: "Mientras más hago la revolución, más ganas tengo de hacer el amor. Mientras más hago el amor, más ganas tengo de hacer el amor", el que le atribuyen a los priístas es una sentencia despreciativa: "Mientras más hago el amor, más ganas tengo de corromper a la revolución".
En el CNH no hay una verdadera ansiedad guerrillera sino óen obediencia a la sensación prevalecienteó la creencia en el Movimiento como el instrumento de forma pacífica y consecuente del poder o, más precisamente, de esa toma del poder que es la demolición de las fortalezas ideológicas y culturales del régimen. El asalto al cielo del autoritarismo. Por eso, el liderazgo en el CNH es función de las habilidades persuasivas, y de las iniciativas que culminan en grandes actos simbólicos. Quien explica lo que ocurre a satisfacción de la mayoría se adueña de las decisiones; los confusos o los torpes se eliminan en las jerarquías del voto y la atención. Si el grupo más nutrido o más cohesionado proviene del Partido Comunista, en rigor la política del CNH es apartidista así sea declaradadamente radical. Con una salvedad. A semejanza del presidente López Mateos, los del CNH, lo acepten o no, dirán, aun en la mayor euforia levantisca: "Mi gobierno (mi proyecto) es de extrema izquierda dentro de la Constitución". Disputarle a Díaz Ordaz la supremacía de la ley: ésa es la meta conspicua, que la histeria macarthista no admite, o ni siquiera concibe. øCómo es posible que los "agitadores" crean en la protección que les concede la Carta Magna de la República? Los sectores oficiales y oficiosos oyen lo que han decidido oír, se graban el mensaje que nadie pronuncia y eso explica por qué nace muerto el diálogo entre los representantes del CNH y los enviados del gobierno Andrés Caso y Jorge de la Vega Domínguez. Los del CNH exigen la respuesta a un pliego; las instrucciones impartidas a Caso y De la Vega tienen que ver con la exigencia de rendición incondicional a los alzados. Por eso, el gobernador de Aguascalientes, profesor Enrique Olivares Santana, lanza al vuelo su patriotismo:
Los gobernadores de los estados compartimos con usted, Señor Presidente, sin reservas, la responsabilidad y las consecuencias que invocó, con el más acendrado de los sentidos de solidaridad, conscientes de que la cuestión básica en este momento en que el mundo se agita y nos arrastra a la intranquilidad, es saber si somos los mexicanos capaces de actuar sin mezquindades, sin egoísmos, si somos capaces de comprender el alcance histórico de nuestro destino y actuar sin limitaciones que nos cieguen, para que invocando al Señor Juárez esperemos serenos el juicio tremendo de la historia (Excélsior, 2 de septiembre).
Destinatario inexistente. El "extraño enemigo" no es sino el gran contingente al que por vez primera le llega la noticia del uso entrañable de la Constitución. Pero nadie detiene la maquinaria de la satanización. Así, el manifiesto del Partido Popular Socialista del 6 de agosto, redactado por Vicente Lombardo Toledano, denuncia a las "fuerzas en la sombra" detrás de la agitación, en particular el ultraderechista MURO, la CIA y el FBI. Y pregunta:
øQué papel desempeñaron en los disturbios, minúsculos grupos de "ultras" de la seudoizquierda que hablamos de "lucha de barricadas" y de "guerrillas urbanas", y pandillas de maleantes que se valen de cualquier escándalo para cometer tropelías y vejar al transeúnte y al pasajero indefenso? Los primeros, inconscientemente y de un modo irresponsable, y muchos de los segundos de manera seguramente calculada, sirvieron a las mil maravillas a la acción provocadora puesta en movimiento por los enemigos de México.
El gobierno y sus aliados se niegan de hecho a dos diálogos, el propuesto por el pliego petitorio, y el otro, aún más vehemente, que se despliega en las actitudes y las marchas y las brigadas y los prolegómenos del nuevo lenguaje. Quieren ganarle a Díaz Ordaz porque es de justicia, quieren hacer del Movimiento la energía propiciadora del cambio; quieren hacer de su presencia en las calles la ratificación de un compromiso patriótico. Y Díaz Ordaz sólo ve alienígenas.
Los líderes del CNH
El liderazgo del CNH se establece sin dificultades. Más que por las maniobras de camarillas, según la información disponible desde entonces, lo que decide la concentración de las decisiones, es la capacidad de análisis, el manejo didáctico que convierte a las asambleas en foros del pueblo. Y el estratega evidente del CNH es un ex alumno de Ciencias en la UNAM, y estudiante de Matemáticas en el IPN, Raúl Alvarez Garín, activista desde la adolescencia, es lo que se llama con la lógica geométrica del PCM, "todo un cuadro", formal, responsable, infatigable. Alvarez Garín es tímido y hosco, pero su experiencia le da acceso antes que nadie a las perspectivas de conjunto. El y un grupo de adictos al debate, lo captan casi desde el principio: el vigor del Movimiento le viene de la autoridad moral que le conceden su unidad y su resistencia a la barbarie desde arriba, y también del ímpetu de modernidad de quienes resultan por su actitud la gran crítica actuada a los regímenes del PRI.
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Foto: Josef Koudelka Tanques soviÈticos en Praga |
Asamblea permanente, incesante, la del CNH singulariza a varios dirigentes. En la Facultad de Ciencias dos se distinguen: Marcelino Perelló y Gilberto Guevara Niebla, ligados también al Partido Comunista. Guevara, desde entonces, se entrega a la pasión teórica (nadie ha ahondado como él en la naturaleza del 68), y sus intervenciones son sensatas, o eso me parecen porque las entiendo, lo que a ratos no es lo usual en la turbamulta de pronunciamientos, exigencias, contrademandas, acusaciones, informaciones colaterales. Y Perelló es uno de los líderes más articulados, quizá el mejor en el diálogo con la asamblea. Por eso, por su claridad expresiva y su aspecto de "poeta romántico", la prensa lo vuelve emblemático y lo entrevista con frecuencia, al grado de que algunos advierten tras la insistencia de los Medios, una astucia gubernamental. La hipótesis es falaz: en el 68 y después, no localizo una sola astucia del campo diazordacista. Sólo calumnias y atropellos.
Roberto Escudero, representante de Filosofía, es muy elocuente, posee la cultura citadina tan comparativamente escasa en el CNH, y es uno de los pocos radicales que no ha militado en organizaciones de izquierda. Escudero es discípulo (no con ese título) de José Revueltas, el novelista que desde los primeros días del Movimiento se instala en la Facultad de Filosofía, donde escribe, discute, come, duerme, prepara textos sobre la autogestión, y comparte su tradición comunista. A Escudero, Revueltas le transmite su visión del acto literario como el gran viaje existencial, le hace leer desde otra óptica a Dostoievski y Malraux, le cuenta sus teorías del agonismo y el protagonismo marxistas, le ejemplifica el gozo de la marginalidad voluntaria.
El representante por excelencia de los estudiantes de agronomía de Chapingo, Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, es durante el Movimiento la leyenda que un rumor admirativo divulga y consagra. Robusto y no muy verboso, Cabeza de Vaca es valiente en grado superlativo y activista de tiempo completo. Lo ciñen las anécdotas: enfrentamientos verbales con porros y policías, intrepidez, abnegación. Y hay otros representantes en el CNH que se van conociendo: Gustavo Gordillo y Eduardo Valle, el "Búho", de Economía; Gerardo Estrada, de Ciencias Políticas; Luis González de Alba, de Psicología. Y dos mujeres, a las que distinguirá su valor civil y la saña persecutoria en su contra: Tita Avendaño y Nacha.
Me es más difícil conocer a los representantes del Politécnico, a los hermanos Guardado, digamos. Hay uno que se hará acreedor, con y sin razones, de una "leyenda negra", alimentada sin duda por el tono de sus intervenciones: ultrarradicales, vociferantes, sin matices. Como sea, Sócrates Amado Campos Lemus es singular. El periodista Rodolfo Rojas Zea, que hizo con él una revista estudiantil, me refiere algo de su trayectoria: reaparece en el Poli al estallar el Movimiento, proveniente de un sitio impreciso, según Sócrates, Guatemala. Y de allí a la dirigencia.
La función de los intelectuales
La Asamblea de Intelectuales y Artistas ómuy fundamentalmente por el denuedo de Nancy Cárdenasó tiene la participación que no dejaría prever el pasmo de las reuniones, centradas en discutir minuciosamente el contenido de los documentos que luego, ante la imposibilidad de un acuerdo, se le confían al grupo de redactores, en donde por motivos fatalistas se me incluye. Son sesiones donde un grupo más bien compacto, 15 o 20 personas, discute en un salón de Filosofía, examina los acontecimientos (con la hondura de un lector regular de periódicos) y reitera lo obvio: la cerrazón del gobierno es mal augurio.
En la tercera semana de agosto se convoca al primer gran encuentro de la Asamblea de Intelectuales y Artistas, en lo que fue el auditorio Justo Sierra, rebautizado Che Guevara y conocido entre nosotros por un dejo de lealtad gremial al autor de La evolución histórica del pueblo mexicano, como el "Che Sierra". Al acto acuden cerca de 400 personas, y al principio me resulta ominoso: se me designa para conducir el debate. Veo llegar a Elena Garro y Helena Paz, invitadas por mí, y no localizo demasiados escritores o artistas conocidos. Activistas sí. Pregunto por la integración de la Orden del Día, y las propuestas son interminables. Al final, si la memoria no me falla o si me falla, da igual, se queda en versificar las rutas de acción, la incorporación de otros elementos, la reafirmación de la lista de los Abajo Firmantes. Me siento casi a salvo, cuando pide la palabra Helena Paz:
óøQué vamos a hacer con lo que está pasando? Matan a los estudiantes, los encierran en la Secretaría de Gobernación. A nosotras nos invitaron a oír sus quejas y gritos, pero no nos dejaron entrar. øPor qué no se hace una comisión para ver si siguen allí presos? Ya sé por qué no. Los intelectuales son unos oportunistas, pancistas unos, le tienen miedo a perder la chamba, adoran el huesito. (Las palabras de Helena Paz no son exactas, el sentido sí y el uso del vocablo pancistas.)
øQué hago? Sereno, flemático, me doy cuenta que no se me ocurre nada. Pide o exige la palabra la poeta Norma Bazúa y se lanza contra Elena Garro y Helena Paz, a las que critica sin medida. Elena se levanta y le contesta:
óYo no sé quién es esta señora, y lo que dice no me importa. A mí me invitaron a una reunión de intelectuales, pero veo que son los mediocres de siempre, que discuten y discuten y cuando llegan a una conclusión hace tres años que terminó el problema. øQué van a hacer, o qué vamos a hacer con los muertos sin sepultura?
Es la hora de darle un golpe de timón a la asamblea, pero de nuevo no sé qué hacer. Se levanta la poeta Carmen de la Fuente, que arremete contra los de la mafia de Fernando Benítez, que le cierran el paso a los jóvenes. °Dios mío! øQué más viene? Carmen de la Fuente es implacable: los de la "mafia son egoístas, falsos valores, monopolistas de la palabra. La Asamblea debe pronunciarse contra ellos". A Carmen, personalmente, le han perjudicado en la difusión de su obraÖ Con la voz que me queda, envío a otra sesión el debate sobre la mafia de Benítez, y pido concretar las acciones en favor del Movimiento. En ese momento Jaime Augusto Shelley interviene y censura a un poeta o que así se dice, porque al ocuparse el café de Filosofía, no ha rendido una sola vez cuentas del dinero que ingresa. El poeta se deja venir desde lo alto del auditorio, visiblemente excitado (su discurso de nuevo no es textual, pero sí es fiel):
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Foto tomada de la revista Por quÈ? "Esto se inicia en 1968; la comprensiÛn gozosa de la diversidad" |
óConque esas tenemos, compañeros. Nomás eso faltaba. Que nos vengan a salir con melindros burgueses en esta hora del avance de las masas. øQue qué pasa con el dinero de la cafetería? °Qué sé yo! Algo, lo usé para comprar unos libros de Neruda que necesitaba. Otro se fue en imprimir unos versos sobre la causa. Y lo demás se fue, como se van las ilusiones y los atardeceres. No me digan que eso es de la incumbencia de esta reunión. Me decepcionarían. Soy un poeta, y a los poetas no se nos piden cuentas sino versos magníficos. Traje algunos. øQuieren que se los lea?
La propuesta se desatiende. Habla Martín Dosal, un profesor normalista, que luego tendrá un desempeño extraordinario. Señala con acritud el desdén de los intelectuales por la obra de Jaime Torres Bodet, y el vacío que se le hizo a un ciclo sobre don Jaime en la Casa del LagoÖ La reunión zozobra y con ella mi carrera de dirigente político. En la desesperación recurro a Roberto Escudero que, sin problemas, ofrece salidas conciliatorias, presenta el agradecimiento del CNH a la Asamblea de Intelectuales, sugiere vías de apoyo y es aplaudido al cabo de la sesión más larga de mi vida. Al final varios me felicitan por mi discreción. "Ni te hiciste notar".
Carlos Monsiváis es escritor. En 1968 hacía el programa El cine y la crítica en Radio Universidad y colaboraba en "La cultura en México", suplemento de la revista Siempre! Su libro más reciente es Los rituales del caos.
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