Rodríguez Estrada, Mauro.
Psicología del mexicano.
Capítulo 8. pp. 69.
Mc Graw-Hill, México.
La sociedad mexicana actual
OBJETIVOS
a) La familia
En las clases populares el padre sigue siendo una especie de dueño de la mujer y de los hijos. Por eso éstos se refieren a él como "mi jefe", "el jefe". Con frecuencia priva un ambiente de miedo, desconfianza, simulación, agresividad reprimida, chantajes sentimentales, resentimiento y odio. Muchos matrimonios se mantienen sólo por el miedo de la mujer a separarse, o por una moral mitológica y dogmática, lo que viene a redundar en lo mismo: miedo religioso y sacral.
Un estudio célebre de Luis Leñero Otero, presidente del IMES (Instituto Mexicano de Estudios Sociales) arrojó que en las familias tradicionalistas (el 75% al momento del estudio) la mujer protegida, dependiente, aceptaba de buen grado su minoría de edad; en tanto que en las modernas 25% pugnaba por abrirse paso la "tendencia igualitaria" y que estas familias sufrían diversos tipos de desajustes, connaturales al cambio.
En la relación laboral muchos obreros, sometidos al autoritarismo del patrón, interiorizan el papel de opresor y sin darse cuenta están expuestos a reproducirlo en su relación de pareja.
Análogamente, el burócrata, frustrado por mil experiencias de servilismo, llega a su casa y se desquita mangoneando sobre su mujer y sus hijos.
Sondeos sobre filosofía de la vida en dos culturas, la
norteamericana y la mexicana, nos revelan el grado de importancia
y de compromiso que supone la defensa de los derechos de la familia
y de las personas en uno y otro media. Dan prioridad y entregan
su energía:
a los derechos de la familia | ||
a los derechos personales |
Los mexicanos se muestran más cooperativos (cultura colectivista);
los gringos, más competitivos.
b) La mujer
En la cultura azteca lo mejor que podía sucederle era morir al dar a luz; las que así morían adquirían el rango de diosas. Se trasluce aquí la poca importancia que se les concedía como individuos. Y podemos inferir que la racionalización servía para quitarles el miedo a la muerte que de seguro estaba a la orden del día para las partulientas.
Los precortesianos habían dado una dimensión cósmica a la inferioridad de la mujer al equipararla a la Tierra (frente al cielo, masculino), a la Luna (perdedora frente al Sol vencedor) y a la oscuridad (polo negativo frente a la luz). No sólo durante la Colonia sino también después el mestizaje, la historia azarosa del hombre se vive como una culpa cuya primera responsable fue la mujer, y se sobrepone el refuerzo de la idea judeo-cristiana de que el pecado entró al mundo a través de la mujer (Eva), provocada por la serpiente del paraíso.
La india que da cabida en su vientre al semen extranjero es la nueva Eva, o la nueva Pandora. Y así vemos a lo largo de los 300 años de la Colonia a la española altiva, a la criolla orgullosa y agresiva, a la mestiza confusa y a la india devaluada y sumisa.
A diferencia de lo que sucede en las culturas anglosajonas, la mujer mexicana es más madre que esposa, se define más como protectora de hijos que como compañera del hombre.
Entre nosotros apenas en 1953 se le otorgó el voto a la mujer, es decir, se le dejó salir de la minoría de edad político. Compárese esta fecha con la de Nueva Zelanda (1893), Australia (1902), Finlandia (1906), Noruega (1913), la de la tradicionalista Inglaterra (1918), etcétera.
Al trazar un perfil psicológico de la mujer mexicana, la
encontramos
Muy recientemente, y por influjo del cine extranjero, se ha ido
perfilando otro tipo de mujer: la mujer moderna, liberada; de
modo que coexisten dos estereotipos muy contrastantes: el primero,
la dulce, fiel, amorosa, abnegada, dependiente, no responsable
de si fuera del hogar; el segundo, la ambiciosa, manipuladora,
traidora, prostituta, cómplice.
De esta situación de tésis y antítesis tendrá
que irse madurando la síntesis del juste medio y del equilibrio.
c) Los jóvenes
Su psicología es diversa según la clase social y
otros muchos factores. No podemos ir a detalles para cada caso.
Aquí nos limitamos a un panorama general, tomando como
base a la clase media y adviniendo que los más autoafirmativos
son los jóvenes ricos y de ciudad grande y los menús
autoafirmativos son los pobres y de campo o de poblado pequeño.
Características sobresalientes de su autoimágen:
d) Las closes sociales y castas
Oficialmente en la retórica de los funcionarios, México
es un país democrático, donde la igualdad es uno
de los valores axiales. De hecho presenta una acentuada y muy
heterogénea estratificación, donde las mayorías
quedan ubicadas en la "cultura de la pobreza". En efecto,
son dramáticas las diferencias entre los pocos ricos-ricos
y los muchos pobres-pobres.
a) Los de abajo
Son los marginados, desnutridos, humillados. Algunos con conciencia de explotados y otros sin ella.
Su major símbolo: el indio triste, sin voz y sin rostro. Un estudio de Dumont- Motin nos da un cuadro desolador: 27% de la población padece hambre, y 50% están mal alimentados.
Una masa de parias sin energías y sin entusiasmo de vivir;
como rasgo psíquico más saliente tenemos la resignación;
como quien dice, la psicología de la impotencia y de la
derrota.
b) La clase media
Los clasemedieros suelen ser gente dinámica, pero, centrados en su propia promoción, poco se interesan de entender al país y de resolver los problemas nacionales. Alimentan sueños de riqueza y de poder; muestran mucho espíritu de competencia; tienden a aparentar y presumir. Viven de la simulación, la mistificación, el autoengaño; se mueren por usar productos importados de Estados Unidos. Este clasemediero empieza por engañar a los demás y acaba engañándose a sí mismo. En suma, una "estructura de enajenación y simulación", como dice el sociólogo Careaga.
Si actúa en política es por prestigio personal y desahogo de sus tensiones y por esperanza de medrar, no por el servicio al bien común que teóricamente define a la político.
En las mujeres de esta clase se está hacienda bastante
común el segundo estereotipo de los dos que señalamos
aquí arriba.
c) La clase poderosa
Es la que encarna la auténtica contrarrevolución, o la revolución congelada, si bien acude retóricamente al tema de la Revolución mexicana, previamente mitificada. Es la aristocracia económica que controla los medios de comunicación y que controla la empresa y los obreros; capaz de anular cualquier insurgencia obrera desde su embrión.
La que ejerce control sobre el campesinado; y control sobre la ciencia y sobre los espectáculos.
Detras de las bambalinas existe un diálogo íntimo entre el Estado y el gran capital, Los únicos superpoderes en México. La autollamada "familia revolucionaria" es una cúpula, un verdadero clan o una mafia bien organizada.
La sucesión presidencial es el acto por el que el rey en turno premia al más adicto de sus cortesanos.
Parece escrito para la sociedad mexicana y para la político mexicana el viejo proverbio, que adaptamos: "Nada es verdad, nada es mentira. Todo es del color del sexenio en que se mire".
Se ha borrado la distinción entre el alto funcionario y la alto burguesía.
Estos poderes, convertidos en cotos cerrados, todo lo tienen controlado y previsto. Ya desde los años en que se van formando sus retoños, disponen de escuelas y universidades superelitistas, verdaderos baluartes del poder capitalista, que los aislan del pueblo-pueblo; fortalezas ubicadas en el polo de la integración nacional de los mexicanos, y más aún de la igualdad y de la lucha par la justicia social. Dice el investigador Pablo Latapí, aludiendo al hecho de que muchas de estas instituciones se anuncian como católicas: "Pagan el precio de existir reforzando lo que dicen rechazar... la Iglesia en su presencia universitaria da la espalda a su opción preferencial por los pobres, pese a todas las Pueblas".
De este modo que, al igual que en la Colonia, también hay
la Iglesia viene a ser la legitimadora del nuevo sistema de castas.
Ahora, a través de la racionalización sutil de "educar
a las clases dirigentes y ricas".
e) El individualismo
De un país que ha sido siempre manejado como "el proyecto
de una minoría", difícilmente se puede esperar
otra cosa que poco sentido social y mucho personalismo individualista.
El mexicano no es muy institucional. Algunos de los síntomas
de ello son:
Muy diferentes son en esto Los anglosajones. Cuatro norteamericanos
juntas valen mas y pueden más que cuatro norteamericanos
separados.
Ya vimos de qué polvos resultan todos estos lodos: polvos lejanos de dominación colonial, polvos cercanos de familias que no son equipos y no proveen buenos modelos de organización social.
Y resulta y resalta una paradoja: el mexicano tiene sentido de
clan y no tiene sentido de equipo. Las connotaciones psicológicas
de uno y otro son diversas: en este último, eficiencia,
colaboración, mientras que en el clan, afectos, aceptación
y seguridad.
PRÁCTICAS
Analicen las simbolizaciones y discutan sus influencias específicas
en nuestra sociedad.