MÉXICO: VALORES NACIONALES.

 

Visión panorámica sobre las investigaciones de valores nacionales

 

ANA HIRSCH ADLER


CAPÍTULO IV

 

IDENTIDAD Y CARÁCTER NACIONALES EN MÉXICO

 
"Hablar hoy en día de la defensa de la democracia como si estuviéramos defendiendo algo que conocemos y poseemos desde hace muchas décadas o muchos siglos es un autoengaño y una falsificación. Deben buscarse los criterios, no en la sobrevivencia de las instituciones tradicionales, sino preguntándose dónde reside el poder y cómo debe ejercerse. En este sentido, la democracia es una cuestión de grado. Algunos países hoy en día son más democráticos que otros. Pero ninguno tal vez sea muy democrático de aplicarse una estricta definición de democracia. La democracia masiva es un territorio difícil y hasta ahora en gran medida inexplorado; nos acercaríamos al objetivo si habláramos de la necesidad no de defender la democracia, sino de crearla".
 
E. H. Carr, en Anthony Arblaster,
Democracia
 
En este capítulo se presenta una síntesis del trabajo de largo trayectoria de Raúl Béjar Navarro y Héctor Manuel Capello sobre la identidad y el carácter nacionales, así como una investigación afín del doctor Luis Lara Tapia ( 1989) sobre los valores en las clases medias de la ciudad de México.
 
 
La identidad y el carácter nacionales
 
En 1983, Raúl Béjar Navarro y Héctor Manuel Capello (1993) iniciaron en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México un amplio programa de investigación sobre la identidad y el carácter nacionales en México. Su escenario son las principales ciudades de la República Mexicana.
 
En cinco puntos, el doctor Capello (1996) resume la perspectiva de la investigación:
 
- No se conceptualizan las variables sociopsicológicas como expresiones de los individuos, sino como atributos de las colectividades.
 
- El carácter y la identidad nacionales son dos estructuras sociopsicológicas que emergen cuando el Estado-nación aparece como una nueva forma de organización de la sociedad humana.
 
- El carácter y la identidad nacionales conforman una estructura de naturaleza colectiva que es la "conciencia nacional".
 
- Se considera a la ciudadanía como el sujeto sociopolítico del Estado-nación. En la misma línea de razonamiento, la conciencia nacional es un atributo de la ciudadanía, no de los individuos.
 
- La conciencia nacional, como el carácter y la identidad nacionales, también es un ente histórico y dinámico que sufre los mismos cambios experimentado por el Estado-nación. Todos estos cambios son fuertes o débiles, dependiendo de lo que sucede con el Estado-nación.
 
Un aspecto central ha sido conocer cómo el ciudadano mexicano percibe a las instituciones de su Estado-nación. Esta vía ha permitido evaluar su aceptación o aversión hacia ellas. De esta manera se infiere el grado de desarrollo de su conciencia nacional y la maduración de las entidades sociopsicológicas subyacentes a esta cognición. Los principales datos generados por la investigación indican que la identidad y el carácter nacionales son bastante pobres, exceptuando los aspectos que se refieren a las instituciones culturales y a algunas instituciones sociales. Con respecto a las instituciones económicas y, en especial, las políticas, se manifiestan claros signos aversivos, porque se expresan hacia ellas sentidos de baja pertenencia y participación.
 
En Bases teóricas y metodológicas en el estudio de la identidad y el carácter nacionales (1990), los autores plantean detalladamente el marco teórico, la metodología y los primeros resultados de dicha investigación.
 
La obra se refiere a un conjunto de identidades institucionales, que entrelazan a los sujetos con las estructuras sociales.
 
La identidad y el carácter nacionales definen a una colectividad nacional y son expresión de un consenso mayoritario que permite que los ciudadanos se reconozcan entre sí y propicien una empatía colectiva.
 
Los autores definen "identidad nacional" como la forma en que los integrantes de una nación sienten como propios el conjunto de instituciones que confieren valor y significado a los componentes de su cultura, de su sociedad y de su historia. El "carácter nacional" es la atribución común que se da a las acciones reguladoras de la participación institucional de un grupo nacional.
 
El contenido de ambas categorías está constituido por imágenes, percepciones, estereotipos, motivaciones, representaciones, creencias, actitudes, valores y conductas manifiestas.
 
Dichas categorías aparecen en relación con una compleja estructura formada por aspectos organizativos, ambientales, culturales, etnológicos y políticos que se integran como Estado-nación. Este último, para alcanzar los fines que la ciudadania demanda (aspectos valorativos) y las metas que busca lograr (realizaciones fácticas), establece ámbitos de especialización a fin de atender las demandas y necesidades de la ciudadanía y regular adecuadamente sus interrelaciones. Estos ámbitos son las instituciones nacionales.
 
La ciudadanía desarrolla un "sentido de pertenencia" hacia las instituciones (ésta es la unidad de análisis de la identidad nacional). Si aquélla interactúa de manera participativa con esas instituciones consolida un "sentido de participación" (unidad de análisis del carácter nacional).
 
Se tomaron en cuenta también variables que permiten contextualizar los referentes sociopsicológicos. Estas son sexo, estado civil, lugar de nacimiento, edad, tiempo de residencia, tipo de residencia, escolaridad, dependientes familiares, inmigrantes originarios, año de inmigración, situación en el trabajo, tipo de empleo, ingreso, rama de actividades, ocupación principal, ciudad, región geopolítica y clase social.
 
La identidad individual crea la conciencia del individuo como persona. La individualidad está mediada socialmente -con base en comparaciones y diferenciaciones intragrupales-formando una identidad social.
 
Las identidades, que son múltiples en un contexto social, constituyen estructuras que-rigen la conducta, interpretan la experiencia y "proveen los únicos materiales de que disponen los individuos para dar sentido a su vida". Esto sólo puede darse cuando la organización social posee un significado coherente y un proyecto.
 
La identidad nacional se produce porque los ciudadanos son miembros de un Estado-nacion, "cuya voluntad se asocia a la de otros ciudadanos mediante reglas explícitas e implícitas, interacciones sociales específicas y compromisos de actuar sus intereses y perseguir sus objetivos en el marco político, cultural, económico y social de dicha entidad política".
 
Además del amplio planteamiento teórico sobre el Estado, los dos autores trabajan también su aspecto histórico, en gran parte como herencia colonial. Sintetizan, además, una serie de importantes teorías y autores en torno a los valores. Entre ellas, la teoría de Florence Kluckhohn sobre la "orientación del valor", McClellan, que enfatiza el "motivo del logro", Cantrill que hace referencia a la "realización de los valores" y Lerner sobre la "empatía".
 
También se sintetizan las propuestas de Almond y Verba sobre la cultura política como un sistema político internalizado en las cogniciones, sentimientos y evaluaciones de la población; de Buchanan y Cantrill sobre los estereotipos que tiene cada nación acerca de sí misma y de otras; de Allport y Gillespie sobre la percepción del futuro, y de Inkeles y Levinson, que proponen una serie de aspectos que pueden servir como criterios de relevancia psicosocial.
 
Florence Kluckhohn señala que hay un número limitado de problemas comunes a los que las personas buscan dar respuesta. Éstos son el carácter de la naturaleza innate del hombre, la relación del hombre con la naturaleza (como armonía o dominio), el enfoque temporal de la vida humana (prioridad al pasado, presente o futuro), la modalidad de la actividad humana (prioridad al "ser", al "llegar a ser" o al "hacer") y la modalidad de las relaciones del hombre con sus congéneres. Cada respuesta constituye una orientación valorativa. En cada cultura, la mayoría de los individuos tiene un "perfil de orientación dominante".
 
McClellan afirma que el hombre tiene la habilidad de experimentar satisfacción por el logro de sus valores. Mediante un sistema sofisticado de indicadores de motivos psicológicos, predice cuál es la magnitud del "motivo del logro" (capacidad de realización o ambición positive por alcanzar metas). Asocia este motivo del logro al desarrollo socioeconómico de los países.
 
Cantrill también hace referencia a la "realización de valores". De manera original, a diferencia de otras grandes investigaciones sobre los valores, a los entrevistados no se les presenta una escala de valores preparada de antemano, con preguntas cerradas, sino que se solicita que ellos sean los que definan lo que consideran más importante. Para ello se utilizaron preguntas abiertas y un sistema para evaluar las respuestas que permite caracterizar a los sujetos en términos del interés que muestran por sí mismos, por otros o por realizaciones personal es o colectivas, por la libertad para pensar sobre sí mismos y para actuar o para ser aceptados por otros. Se busca descubrir "cómo la persona organiza o valora el mundo que lo rodeo".
 
Lerner se refiere a la "empatía", que es la capacidad que uno tiene para ponerse en la situación de otro. La persona más adaptable es la que posee una "personalidad móvil", con capacidad para identificarse con los nuevos aspectos de su ambiente. los "racionales" tienden a ver el futuro y sus prospectos personales en términos del propio logro y no en función de algo adquirido por el esfuerzo de otros.
 
Buchanan y Cantrill investigaron nueve países con el fin de evaluar los estereotipos que tiene cada nación sobre sí misma y sobre otras. Entre otros temas, indagaron el sentido de seguridad personal y el grado de fatalismo y optimismo. Otra de sus investigaciones, efectuadas en catorce países, se centró en el estudio de cómo las personas manifestaban "interés humano hacia sí mismas", "hacia su familia" y hacia su "propio país".
 
Allport y Gillespie utilizaron en forma combinada un cuestionario codificado y un ensayo autobiográfico sobre la percepción del futuro que tenían los jóvenes de diez países.
 
Como ya se dijo, para los investigadores Béjar y Capello la identidad tiene que ver con los procesos mediante los cuales los nacionales se apropian las instituciones que constituyen el Estado-nación.
 
Se manifiestan como expresiones de solidaridad, satisfacción de los productos de la misma, sentido comunal hacia símbolos de la inclusividad nacional y orgullo de reconocerse con un pasado y un presente históricos compartidos. También se evidencian como fijación y reconocimiento estéticos a las formas y las perspectivas del territorio, así como devoción, admiración y sentimiento hacia los productos de la cultura originaria y complacencia ante las organizaciones que favorecen la vida y las relaciones colectivas. Todo esto permite un fuerte sentido de pertenencia con respecto a las instituciones nacionales.
 
Carácter nacional es el sentido predominante de participación que posee la ciudadanía con respecto a las instituciones del Estado. Forma parte de un proceso político colectivo que determina la aparición de una conciencia nacional distinta a la de otras naciones.
 
La importancia de la socialización en los procesos de conformación de las actitudes y lealtades cívicas es evidente. Si se trata de un Estado democrático, se consolidan la identidad y el carácter nacionales; si no lo es, esto no se produce.
 
Para su investigación con referente empírico, los autores presentan la siguiente hipótesis: la identidad- y el carácter nacionales pueden ser analizados como un componente colectivo, producto de la socialización de los ciudadanos-en su decurso histórico cotidiano-en las instituciones del Estado-nación.
 
Las instituciones se clasifican según su especialización en culturales, organizacionales, políticas y económicas. Al mismo tiempo, se dividen en dos orientaciones fundamentales: las "expresivas", que son las que contribuyen a reforzar los aspectos solidarios y de intercambio emotivo entre los ciudadanos, y las "directivas", que prescriben reglas, estándares y requisitos que deben cumplir los ciudadanos para permanecer en ellas.
 
Con esta tipología, se clasifican la identidad y el carácter nacionales como más o menos dirigidos hacia la expresividad o hacia la dirección.
 
Si hay un mayor énfasis en las instituciones expresivas, los entrevistados mostrarán predilección por aquello que provea seguridad, afecto, solidaridad, empatía e intercambios estéticos y emotivos.
 
Si, por el contrario, hay una disposición hacia las instituciones directivas, se buscan condiciones de mayor utilidad, esfuerzo, trabajo, disciplina, moral pública, racionalidad, poder y perspectivas de futuro.
 
La mayor tendencia hacia las instituciones expresivas puede significar que los ciudadanos pertenecen a las instituciones pero no participan en ellas.
 
Cuando se encuentran bajos índices de pertenencia y participación, los autores infieren que la identidad y el carácter nacionales están debilitados. El doctor Capello (1993) considera que en casos extremos el ciudadano puede romper su liga sociopsicológica con las instituciones del Estado y buscar conformar su identificación a modelos extranacionales, e inclusive emigrar a otros países que le representen mejores alternativas.
 
"La ciudadanía se identifica y participa con las instituciones del Estado-nación al que pertenece, siempre y cuando existan reglas de intercambio , en las cual es haya una justa y equitativa relación entre obligaciones y satisfacciones, es decir, una ecuación de reciprocidad explícita, suficiente y previsible. Cuando esto no existe, se rompe la regla de intercambio y las relaciones tienden a un mínimo. Lo cual puede, bajo ciertas circunstancias, producir un agotamiento del sistema sociopolítico.
 
"La posibilidad de desarrollar una sana identidad y un maduro carácter nacionales depende de cuán asertiva, eficiente, eficaz y solvente es la parte empírica del Estado-nación en responder a las demandas, expectativas y necesidades de la sociedad civil".
 
Como parte de la extensa investigación que han realizado Raúl Béjar y Héctor Manuel Capello (1989) en México y en Estados Unidos, se presentan los resultados del primer estudio exploratorio en dos grupos de campesinos de las ciudades de Matamoros, en México, y Brownsville, Texas, en Estados Unidos. Entre las conclusiones, los autores afirman que los mexicano-estadounidenses tenían una buena opinión de la justicia del país norteamericano, de su sistema democrático y la lucha política a través de los partidos. En el cultural, eran más parecidos a los mexicanos que viven en este país.
 
La variable que diferenciaba a las muestras era su procedencia "nacional". Según los autores, lo que influía en ambos grupos era la operación del Estado-las acciones fácticas-en su interacción con los ciudadanos.
 
El segundo esfuerzo se realizó en distintas ciudades de la frontera de México con Estados Unidos.
 
Ante la complejidad del problema en estudio, se optó por la tipificación como metodológico.
 
Con el marco teórico-metodológico arriba mencionado, que caracteriza todo el trabajo de campo de este enorme proyecto de investigación, el cual tiene una trayectoria de casi quince años, se hicieron en 1989 muestras representativas de ciudades de la frontera norte para poder realizar comparaciones entre distintas poblaciones.
 
Se construyó una escala con 450 descriptores de las instituciones económicas, políticas, sociales y culturales, divididas según las dimensiones expresiva y directiva y según las condiciones de pertenencia y participación.
 
La importancia de la investigación de Béjar y Capello radica en la construcción teórico-metodológica de aproximación a un campo de estudio novedoso-de corte psicosocial-como lo es el de las instituciones que conforman el Estado-nación. Es significativa, también, pues otros investigadores han retomado la propuesta de investigación y la han desarrollado en diversas ciudades y entidades federativas de la República.
 
Una primera conclusión de los autores, a partir de los resultados obtenidos, es que "se cuenta con un estado transicional de la construcción de la nacionalidad mexicana". Los resultados pueden permitir que se conozcan los problemas de identificación y participación del mexicano con respecto a las instituciones.
 
Es muy bajo el porcentaje de ciudadanos que sienten que las instituciones son suyas y que participan en ellas. Esto es aun más grave en las instituciones políticas.
 
Se encontraron diferencias significativas entre las ciudades y entre las clases sociales-comprendidas como niveles ocupacionales-. Los niveles más altos y de mayor escolaridad tienen un mayor sentido de pertenencia y participación.
 
En las instituciones culturales, por el contrario, los porcentajes de pertenencia y participación aumentan. Los símbolos nacionales, los héroes (especialmente Hidalgo y Morelos) y la artesanía todavía son atractivos.
 
Las ciudades pequeñas-más rurales-muestran un sentido más nacional que las ciudades grandes (principalmente Ciudad Juárez).
 
La parte empírica de la investigación presentada por los autores en Bases teóricas y metodológicas en el estudio de la identidad y el carácter nacionales (1990) divide al país en siete zonas geográficas, en las cuales se localizan las ciudades más importantes (treinta, incluida la ciudad de México).
 
En ellas-con base en una muestra estratificada-se aplicó una encuesta que contenía preguntas sociodemográficas y otras que buscaban aproximarse a "hechos, situaciones y comportamientos del ciudadano ante las instituciones del país".
 
Como ya se señaló, fueron elegidos cuatro tipos de instituciones: sociales, políticas, económicas y culturales. En ellas se ubica a los encuestados por su orientación predominante hacia las instituciones expresivas (artesanías, bailes regionales, héroes, religión, familia, colonia -o barrio-, lugares públicos, asociaciones, moneda, música y canciones) y las directivas (escuela, partidos políticos, sindicatos, iglesia, administración pública, justicia, trabajo, banca, comercio e industria). Los reactivos de las 20 escalas hicieron un total de 160 items. Las respuestas hacia las instituciones se clasificaron en cuatro categorías: muy favorables, favorables, desfavorables y muy desfavorables.
 
Todo ello buscaba ubicar a los informantes en las dos categorías de análisis, identidad y carácter nacionales, que unidas permitirían obtener un indicador de la "conciencia nacional".
 
Como criterio estadístico, se consideró que una institución tenía suficiente poder de convocatoria si alcanzaba 66% de aceptación por parte de los entrevistados.
 
En esta publicación de 1990, los autores concluyen que:
 
1. Unicamente lo que representaba la cultura popular y lo social logró consenso suficiente entre los ciudadanos.
 
2. Las instituciones "económicas" y "políticas" no tenían suficiente poder de convocatoria.
 
3. La institución "trabajo" fue altamente ponderada; no así las que representaban la industria y el comercio.
 
4. En las regiones del Golfo y del centro sur las diferencias fueron más marcadas. Ahí podrían ser más fuertes lss identidades regionales que la identidad nacional.
 
5. El orden de importancia (de mayor o menor) con que se manifestaban lss instituciones "expresivas" fue el siguiente: bailes regionales, héroes, asociaciones, artesanías, música y canciones, religión y familia, barrio, lugares públicos y moneda.
 
6. El orden de importancia (de mayor a menor) de las "directivas" fue: escuela, trabajo, iglesia, industria y banca, sindicatos, justicia, comercio y administración pública.
 
7. Las ciudades del norte y del centro norte expresaron un mayor sentido de pertenencia hacia las instituciones del Estado-nación.
 
8. Las instituciones "sociales" y "culturales" obtuvieron mayor consenso. Pero fue mucho menor el de las "económicas" y "políticas". Estas últimas tuvieron, inclusive, un consenso negativo.
 
Percepción de las instituciones,
cultura política e identidad
y carácter nacionales
 
El doctor Héctor Manuel Capello (1993) afirma que la identidad y el carácter nacionales forman parte esencial de nuestra cultura política. La antropología, la sociología, la psicología social, la ciencia política y la economía han comenzado a poner al descubierto los complejos procesos que dan lugar al carácter de los pueblos y estimulan el surgimiento de sus identidades.
 
En el actual cuestionamiento del Estado-nación-sin que se tenga hasta ahora una mejor propuesta de organización de la sociedad moderna-, es enormemente importante e impostergable la presencia y participación activa de la sociedad civil, puesto que, en general, ha habido una grave marginación ciudadana de los procesos políticos.
 
Posee gran importancia conocer como se dan los atributos sociopsicológicos de la ciudadanía mexicana, recuperando toda su historia. También es de suma importancia saber la manera en que esos ciudadanos, con su identidad y su carácter nacionales habrán de reaccionar ante la globalización mundial y el proyecto de modernización que ha impuesto el gobierno en lss últimas décadas.
 
Para 1993, se había aplicado el de recopilación de información en las siguientes regiones: 9 ciudades de la frontera norte, 8 de la costa del Pacífico, 2 de la costa del Golfo de México, 3 del norte, 3 del Pacífico, 6 del centro norte, 3 de occidente, 2 del Bajío, 1 del centro y 2 del sureste.
 
Cada muestra se seleccionó al azar, en función de estratos por nivel económico, ocupación y sexo, aplicándose a personas mayores de 18 años. Una muestra de la ciudad de México está constituida sólo por jóvenes.
 
Las respuestas de las personas encuestadas se agruparan por ciudad, región y a nivel nacional, lo que permite a los autores hacer un diagnóstico de la identidad y el carácter nacionales.
 
En los últimos estudios, se considoró que un porcentaje de 62 a 84 de respuestas "favorables" indicaba, de acuerdo con la teoría del consenso, una actitud satisfactoria de las muestras seleccionadas hacia las instituciones. Una proporción mayor de 84% se tomó como "muy favorable". Las respuestas muy favorables y favorables se conceptualizaron como "madurez". Porcentajes menores a 62% (y hasta 38%) se definieron como "desfavorables" y "transicionales", y menores a 38% se clasificaron como "muy desfavorables" y "disruptivos".
 
Aun cuando se agruparon las ciudades estudiadas de acuerdo con su ubicación regional, los datos indican una fuerte diferencia (estadísticamente) entre las ciudades pertenecientes a una misma región, por lo que puede inferirse que los aspectos locales tienen mayor peso que los regionales y los de la nación en su conjunto en términos de la conformación de identidades y caracteres de los ciudadanos (Béjar y Capello, 1990).
 
Al analizar región por región, con respecto a su orientación predominante "expresiva" o "directiva", los autores observaron una diferencia estadística que favorecía a la primera sobre la segunda. En el "sentido de participación" y "de pertenencia", con excepción de la zona norte y el Golfo de México, se favorece más la pertenencia. En estas dos regiones, no se encontró diferencia entre las dos últimas categorías.
 
Al hacer el diagnóstico sobre el "sentido de participación", los datos indican que el mayor porcentaje, a nivel de todo el país, cae en la categoría de respuesta "desfavorable" (74%); igualmente sucede con el "sentido de pertenencia", que alcanza 68%.
 
Hay más respuestas "favorables" en cuanto al "sentido de pertenencia" (34%) que las relativas al "sentido de participación" (15%). Esto indica el mayor peso de lss variables de la identidad nacional sobre las del carácter nacional. De todos modos, ambas categorías teóricas obtuvieron bajos porcentajes en general, lo cual revela una situación precaria.
 
En lo tocante a la orientación "expresiva"-a nivel nacional-el mayor porcentaje recae en "desfavorable" (67%), y lo mismo se observe con respecto a la orientación "directiva", con un porcentaje de 78%. Existe una mayor tendencia a la participación y la pertenencia en instituciones tradicionales que en aquéllas que constituyen el espectro de la racionalidad del Estado moderno (instituciones directivas).
 
Si se disgregan lss respuestas por tipo de instituciones, se encuentra que las más favorables corresponden a las instituciones de tipo cultural, seguidas por las sociales, las económicas y por último las políticas (tanto en el sentido de pertenencia, como de participación). En los órdenes económico y político es donde se encuentra mayor disenso a nivel nacional.
 
Con respecto a las instituciones políticas-sindicatos, partidos políticos y administración pública-se obtienen las respuestas más negativas (73%, 84% y 87% respectivamente) en el "sentido de participación". Sucede lo mismo en lo tocante al "sentido de pertenencia" en cuanto a justicia, partidos políticos y administración pública (63%, 79% y 81% respectivamente). Esto confirma la hipótesis de los autores de que el mayor obstáculo para que los ciudadanos desarrollen una identidad y un carácter nacionales son las instituciones políticas.
 
Una de las preocupaciones de los autores (Capello, 1996), sobre todo en la década de los años noventa, ha sido la apertura de la economía mexicana a los procesos de globalización. Se preguntan si pondrá en peligro la integridad del sistema sociopolítico actual, el cual ha validado el tipo de estado y de gobierno contemporáneo en México. Esta pregunta se plantea sobre todo con a la frontera norte del país, donde la situación permite suponer que la población tiene una orientación institucional nacional diferente.
 
El proyecto de investigación ha generado, desde 1983 a la fecha, numerosos resultados y publicaciones que reflejan claramente la importancia y el desarrollo del esfuerzo realizado por sus autores y colaboradores.
 
Valores en las clases medias
de la ciudad de México.
Un acercamiento psicosocial
 
En agosto de 1987, el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la Universidad Nacional Autónoma de México realizó el Primer seminario sobre identidad y carácter nacional, en la ciudad de Cuernavaca. Tuvo como eje central la discusión del proyecto "La identidad y el carácter nacionales en México", coordinado por Raúl Béjar Navarro y Héctor Manuel Capello.
 
La quinta sesión de trabajo estuvo a cargo del doctor Luis Lara Tapia (1989), con el tema "Modificaciones socioculturales en las clases medias de la ciudad de México: un estudio en relación al cambio social", en la que se refirió una interesante investigación sobre dicho estrato social.
 
Se llevó a cabo una enorme encuesta, aplicada a 3 300 personas en las delegaciones del Distrito Federal, para estudiar algunos aspectos centrales del prejuicio, el autoritarismo, el pensamiento mágico y la psicopatologia.
 
Se empleó el cuestionario desarrollado por Raúl Béjar y Héctor Manuel Capello sobre identidad y carácter nacionales y el "diferencial semántico", utilizado con frecuencia por el doctor Rogelio Díaz-Guerrero en sus investigaciones.
 
Los resultados de la encuesta se compararon con los del estudio realizado por Díaz-Guerrero treinta años antes, "Teoría y resultados preliminares del grado de salud mental, personal y social del mexicano de la ciudad", publicado en l952.
 
El doctor Lara Tapia retomó también el estudio del doctor Trent, de Puerto Rico, ampliando el cuestionario original para publicarlo en "Tres temas básicos en los valores de la familia mexicana y puertorriqueña". Estas investigaciones previas parten de dos proposiciones fundamentales: la supromacía incuestionable y absoluto del padre y el necesario y absoluto autosacrificio de la madre que es el personaje más querido.
 
De las clases medias de la ciudad de México interesa fundamentalmente el sentido que éstas le dan a una serie de conceptos que sirven como indicadores de cambio social. Esto se lleva a cabo a partir del estudio de las premisas socioculturales. En este estudio, el término premisa se define como aquella afirmación verbalizable, por lo tanto consciente, que es compartida por al menos 68% de una población determinada; influye en la actitud y la conducta y tiene en general un carácter normativocognoscitivo.
 
Las premisas son aprendidas como afirmaciones derivadas de las personas autorizadas y significativas del sociocultural (padres y adultos del grupo sociocultural y de lss instituciones sociales, educativas, religiosas y gubernamentales). Las premisas socioculturales fundamentales generan premisas de orden secundario dando lugar a redes nomológicas complejas.
 
De acuerdo con el doctor Díaz Guerrero, una función fundamental de las premisas socioculturales es la de equipar a los individuos para una más fácil comunicación interpersonal, grupal y nacional. Permite también referirse a la identidad, puesto que puede suponerse que hay un mayor grado de identidad cuando el individuo comporte las premisas que son características y específicas de su cultura.
 
Los cambios sufridos en las premisas socioculturales, debidos a procesos de cambio social, pueden constituir indicadores del grado en que una sociocultura se ha modificado o se está modificando.
 
Entre las conclusiones de la investigación realizada en la ciudad de México en la década de los años ochenta, el doctor Lara Tapia encuentra que hay cambios significativos con respecto a los trabajos realizados 30 años antes. Entre los datos resultantes están:
 
- En la década de los cincuenta, 78% de los hombres y mujeres entrevistados estaba de acuerdo con la abnegación de la mujer. En los años ochenta, 68% rechazó esa abnegación, sobre todo las mismas mujeres. El hombre siguió presentándose como el conservador.
 
- La elevada valoración de la familia se sostuvo como una premisa fundamental.
 
- En las cifras de décadas anteriores, el uso del anticonceptivo se veía como algo indeseable; años después, 80% estuvo de acuerdo en usarlos.
 
- El respeto por las personas mayores se preservó, aunque cambió el hecho de permitir a los jóvenes tomar sus propias decisiones.
 
- Hubo un cambio notable en cuanto a la afirmación "el hombre debe ser la autoridad en la caso". En los cincuenta, estuvo de acuerdo 88%, y en los ochenta 42%.
 
- Se conservó elevado el porcentaje de respuestas afirmativas con respecto a "mi madre es el ser más querido del mundo".
 
- Siguió siendo baja la participación en actividades políticas. En los años ochenta obtuvo sólo 51%.
 
- En relación con algunos aspectos del eje tradicionalismo modernización, 63% siguió prefiriendo el uso de "remedios caseros".
 
- Cambió el tamaño deseado de las familias. Antes se buscaba tener muchos hijos; después, 90% opinó lo contrario.
 
- Siguió sustentándose un enorme apego a México.
 
- Aunque se continuó valorando la virginidad antes del matrimonio como algo deseable, descendió el porcentaje que lo consideró indispensable.
 
- En relación con las motivaciones afiliativas y de logro, 83.5% prefirió tener amigos que dinero y 62% afirmó que el principal motivo para trabajar es la familia.
 
- 86% contestó que "las opiniones de los sacerdotes son muy discutibles".
 
Las respuestas se relacionaron fuertemente con la edad de los entrevistados. A mayor edad hubo menor acuerdo con las afirmaciones mencionadas.
 
El autor sintetiza los cambios observados-sobre todo en cuanto a las mujeres y a los jóvenes-en el interés por compartir la autoridad con el hombre, la posibilidad de discutir las opiniones de los sacerdotes, el desacuerdo con la abnegación de la mujer y el acuerdo con el uso de anticonceptivos. También se produjeron cambios en la concepción de la autoridad, pero se prolongaron ciertos "valores emocionales" en cuanto a los amigos, la madre y la familia.
 
Las conclusiones que refiere el doctor Lara Tapia de la investigación de las clases medias de la ciudad de México, con respecto a la metodología planteada por Raúl Béjar y Héctor Manuel Capello, son las siguientes:
 
- Hubo mayor adhesión a lss instituciones expresivas que a las directivas.
 
- Se observó un mayor sentido de pertenencia que de participación.
 
- Los elementos en los cuales se ubicó un mayor grado de participación fue, de nuevo, en las instituciones expresivas, fundamentalmente en bailes regionales, artesanías y religión.
 
- En las instituciones directivas, los primeros lugares en participación y pertenencia fueron la escuela y la banca. El trabajo fue; altamente valorado, así como la iglesia y la industria.
 
- Las instituciones de gobierno ocuparon el último lugar, tanto en grado de pertenencia como de participación.
 
- Se observó una alta estima por la escolaridad. El deseo era que todos los hijos llegaran a ser profesionistas.
 
 
El autor considera que para comprender los parámetros de "lo mexicano" debemos acercarnos a nuestra cultura, contrastándola en sí misma.
 
El estudio del doctor Lara Tapia es importante no sólo porque logra combinar aspectos esenciales de la trayectoria de la investigación sobre identidad y carácter nacionales de Raúl Béjar y Héctor Manuel Capello en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México, y de los múltiples estudios realizados por el doctor Rogelio Díaz-Guerrero, con diversos equipos de trabajo, acerca de las premisas socioculturales e históricas, sino que además indaga características básicas de un estrato social, el de las "clases medias" de la ciudad de México.
 
A finales del presente siglo, sigue siendo muy importante la realización de investigaciones que busquen entender los principales valores que sustentan los diversos estratos y sectores sociales de nuestro país.