Faesler Julio.
Mediación en Chiapas
El NORTE
Columna, 14 de julio de 1998.
¿Mediación en Chiapas?
A nosotros corresponde arreglar el conflicto en Chipas. La situación que se ha enquistado en los cuatro municipios donde predomina el EZLN no es la de una fratricida guerrilla de liberación nacional como la salvadoreña o la guatemalteca de hace algunos años que México ayudó a resolver.
El levantamiento de enero de 1994 no dio origen a un combate abierto y persistente con las fuerzas del Gobierno. La acción militar, por ejemplo, para desmantelar los municipios autónomos, ha corrido a cargo de cuerpos de seguridad estatal coordinados ciertamente con el Ejército. Esas fuerzas, sin duda hostigantes, permanecen notoriamente ajenas a los desmanes de las fuerzas paramilitares de los latifundistas y agrupaciones cercanas al partido oficial. Con todo y lo anterior, no existen enfrentamientos armados constantes en las sierras y en las carñadas de Chiapas. Después de las primeras bajas en San Cristóbal, las Margaritas y Ocosingo, ni la comandancia del EZLN llevó sus huestes a un sacrificio inútil, ni el Gobieno lanzó sus tropas para aniquilar batallones indígenas débiles y mal pertrechados. Pero ha quedado enquistada la sublevación contra las estructuras socioeconómicas que óprimen a las comunidades indígenas chiapanecas. Se ha llegado a un punto muerto. El silencio del EZLN en lo que va del año desconcierta a todos.
Explicación. Una explicación de la desaparición
de los comandantes zapatistas del escenario y su negativa a recibir la carta
que la Cocopa le dejara sobre la mesa está en la completa inutilidad
que perciben las comunidades indígenas en continuar las negociaciones
de San Miguel y San Andrés Larráinzar. Sin haber alcanzado
del Gobierno lo que pretendían y bajo el constante acecho del Ejército,
la comandancia colectiva no encuentra sentido alguno en reanudar conversaciones
con un Coordinador para el Diálogo que carece de facultades. Faltando
una de las dos partes, el papel de la Cocopa ve suspendida su eficacia por
mucho que en ella figure una personalidad tan destacada como es don Luis
H. Alvarez o una figura tan cercana a los zapatistas como Gilberto López
y Rivas. Lo que tenemos hoy es un seco estancamiento en el proceso formal
hacia la pacificación.
El fondo del conflicto. El eje del conflicto no es ni político
ni mucho menos militar. Setenta años de conclusiones entre los que
han venido dominando la producción y realizando los negocios en Chiapas
en simbiótica colusión con los gobernantes prolongaron siglos
de explotación al indio. No hay que abundar en datos. Todos sabemos
la imposibilidad de las comunidades autóctonas para liberarse de
la expoliación institucionalizada.