ORO Y PLATA EN EL PERÚ DE LA CONQUISTA

 

4.- Los repartos de Cajamarca y del Cusco.

 

         Transcurridos cuarenta días del inicio de la recolección del rescate, plazo estipulado por el Inca, era evidente que aún faltaba mucho para completar lo ofrecido, y ante el constante reclamo de los soldados, Pizarro decidió iniciar el reparto de los tesoros hasta entonces colectados, dejando constancia que aunque no se habían completado las cantidades, se daba por cumplida la oferta del Inca, aunque por razones de seguridad no lo dejase, por el momento, en libertad. Hubo en la hueste quienes abogaban por la vida del Inca, entre ellos Soto y Hernando Pizarro, y otros que deseaban su muerte.  Diego de Almagro llegado tarde a Cajamarca, sabia que sus hombres no recibirían nada hasta que se hubiese terminado con Atahualpa ya que todo lo que llegase antes se consideraba parte del rescate y sería dividido solamente entre los hombres de Pizarro.  Los Oficiales Reales, Alonso de Riquelme, Antonio Navarro y García de Salcedo querían proceder a la fundición y reparto del metal para cobrar el quinto que debían enviar al Emperador.  Atahualpa, que conocía bien el sentir de Almagro y de Riquelme, al despedirse de Hernando Pizarro cuando este inició su viaje a Pachacamac le dijo según cuenta Zárate:

        

                   "…vaste capitán, pésome dello, porque yéndote tu, sé que me han de matar este gordo y este tuerto" y aclara el cronista, "lo cual decía por don Diego de Almagro que como hemos dicho arriba, no tenía más de un ojo, y por Alonso de Riquelme, Tesorero de su Magestad." [1]        

 

         El 13 de mayo se hizo saber por pregón que en esa misma jornada se iniciaba la fundición. El procedimiento de fundición constaba los pasos siguientes:

 

1.-     Se llevaban los objetos de oro a la callana, donde se pesaban antes de proceder a la fundición y luego de terminada ésta para evaluar la merma.

2.-     El ensayador procedía a aquilatar las barras salidas de la fundición para conocer el valor en maravedís. Como cada quilate equivale a 20 maravedís, se multiplica el número de quilates por 20 para obtener el valor, así: 8 quilates son 160 maravedís; 20 quilates, 400 maravedís, y el buen oro que era el de 22 1/2 quilates valía 450 maravedís.  Deben contarse además los granos, que son cuatro por quilate y valen cinco maravedís cada uno.  Un ejemplo de Cajamarca basta para ilustrar este procedimiento.   El 14 de mayo, la partida número 11 fue de 379 pesos de oro de 7 quilates 2 granos.

           7 1/2 Quilates = 150 maravedís x 379 ps.= 56,850 maravedís.               

3.-     Del total antes de separar el Quinto Real se descontaban los derechos del fundidor equivalente al 1%.

4.-     Una vez descontados los derechos del fundidor se procedía a cobrar el 20% del Quinto Real.

 

         Siguiendo el sistema arriba mencionado las callanas continuaron trabajando hasta el día de Santiago en que se terminó de fundir y repartir.  Jerez dice que:

 

                   "…pesado todo el oro y plata por una romana, hecha la cuenta, reducido todo a buen oro, hubo en todo un cuento y trescientos y veintiséis mil y quinientos y treinta y nueve pesos de buen oro. De lo cual perteneció a su Magestad su quinto después de sacados los derechos del hundidor, doscientos y sesenta y dos mil y doscientos y cincuenta y nueve pesos de buen oro. Y en la plata hubo cincuenta y un mil y seiscientos y diez marcos, y a su Magestad perteneció diez mil y ciento y veinte marcos de plata." [2]

 

         Una vez separado el quinto y los derechos del fundidor se procedió a repartir el tesoro entre los participantes de acuerdo a su actuación. No olvidó empero Pizarro a los hombres que habían llegado con Almagro ni a los treinta que permanecieron en Piura, para quienes separó veinte mil y quince mil pesos de oro respectivamente.

         

         Moreyra, quien trabajó los montos indicados por Jerez y por Sancho de la Hoz, conjugando ambos de tal manera que ha podido lograr un cálculo ajustado, indica que el total del oro llegó a 1'326,539 pesos y la plata a 51,610 marcos 3 onzas, descomponiendo las cifras de la siguiente manera:

 

 

Pesos de oro

Marcos de Plata

-Entregado según acta de Pedro Sancho

1'014,125

40,860  3 onz.

-Impuestos de Quinto

262,259

10,121  0  "

-Derechos del fundidor y cantidad apartada por  Pizarro

50,155

       629  0  "

 

1'326,539

51,610  3  " [3]

 

         Las cantidades anotadas por Jerez son en Pesos de buen oro, es decir de 22 1/2 quilates, el peso de oro en bruto pesa 4.600 gramos y el neto es decir la cantidad de oro puro corresponde a 4.3125 gramos.  La plata se pesó en marcos de 2,210 maravedís, es decir de 930 milésimos. Estos cálculos hechos por Moreyra permiten conocer el total el kilogramos de cada uno de los metales del reparto de Cajamarca:

 

 Oro Puro     1'326,539 pesos  x 4.3125 grs.=  5,720 kgs y 699 grs.

 Plata Pura      51,610 marcos x 213.94 grs.= 11,041 kgs y 443 grs.

 

         El reparto del Cusco, aunque menos publicitado que el de Cajamarca, fue mayor que éste, si bien en oro equivalió sólo a poco menos que la mitad de lo conseguido en el primero. Las actas del reparto encontradas por Rafael Loredo dan un total de 588,266 pesos de buen oro  y 228,310 marcos de plata.  De estos últimos 164,588 eran de  plata buena. Manuel Moreyra en base a los datos anotados arriba fue el primero en valorizar el reparto de El Cuzco. Considerando el peso de oro a 450 maravedís y el marco de plata en 2,210 maravedís  y tomando solo 215,000 marcos como de buena ley según indicaciones de Sancho de la Hoz, llega a la conclusión, que el mismo llama aproximada, que el rescate de Atahualpa fue de 710 millones de maravedís mientras que el reparto de El Cusco llegó a los 736 millones. [4] Como referencia de lo que significaron los montos de ambos repartos arriba anotados es conveniente compararlos con la cantidad de oro que Cortez logro recoger después de la toma de Tenochtitlan y que según indica Demetrio Ramos "fue más de 130,000 Castellanos, o lo que es igual, algo más de 58 millones de maravedís. [5]

               

         Es oportuno hacer unas aclaraciones referentes a la metrología monetaria encontrada en la crónicas ya que ésta se hace confusa para quien no está acostumbrado a ella. Todas las medidas se apoyan en el "Marco de Castilla" como ponderal y en el "Maravedí" como valor.  El Marco de Castilla, es decir la media libra castellana, equivale en el sistema decimal a 230.0465 gramos. El Maravedí era moneda de cuenta y valía a razón de 22,500 maravedís por marco de oro. Las monedas usadas en las crónicas, mezcladas unas con otras son: El Castellano, el Peso de Oro y el Ducado.  Las dos primeras, Castellano y Peso de Oro son lo mismo y corresponden a un cincuentavo de Marco. Como el oro circulaba con ley de 22 1/2 quilates, estas monedas valían 450 maravedís. El Ducado era menor y valía solamente 375 maravedís.

 

 

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[1].- Zárate, Agustín de. Ob. cit. Libro 5, cap.II, p.671.

[2].- Jerez, Francisco de. ob.cit. p.110. Zárate da cantidades ligeramente diferentes.  Según él se fundió en oro 600 cuentos de maravedís, es decir 1'333,333 Pesos de oro, ó 26,666 marcos, equivalentes a 6,134.42 kilos de oro. Zárate aclara que ese cálculo se debió a que el ensaye se realizó con piedra de toque por falta de aguafuerte, y que luego se elevó a 700 cuentos de maravedís.  La primera cantidad apuntada por Zárate se acerca a la anotada por Rafael Loredo en "Los Repartos" y tomada por Moreyra luego, diferencia que sin duda se debería a la cuenta gruesa de Zárate.  La cantidad de 700 cuentos es considerada como una exageración por Loredo. (nota: Un Cuento es un millón).

[3].- Moreyra Paz Soldán, Manuel.  La Moneda Colonial en el Perú: Capítulos de su Historia.  Banco Central de Reserva del Perú. Lima 1980. p.35.

[4].- Ibid. p.42.

[5].- Ramos Pérez, Demetrio. Las Grandes Conquistas, en: Historia General de España y América. Tomo VII. Ediciones RIALP S.A. Madrid, 1982. p.286.